Claudia

Fue, de verdad, larga la espera,
cosechar un fruto que el destino niega.
Regalo divino que luego entrega,
en un instante Cristo, como si nos viera.

Pues solamente Él conoce del sueño negado,
de planes que se hicieron, de la incertidumbre.
Frustrados intentos que se hicieron costumbre,
y, premiando al cariño, por fin has llegado.

Ya siendo regalo de perseverancia,
te cuidan y velan, gozando su premio.
Hoy formas, pequeña, parte de su gremio,
y orgullosos recuerdan tu feliz infancia.

Regalo de Dios, los haces felices,
has llenado espacios de cariño faltos,
con besos, caricias, murmullos y cantos,
pintando su vida de hermosos matices.

Tus hermanos te miran con feliz ternura,
tu familia y amigos, presentes estamos,
abriéndote paso donde tropezamos,
ablandando esta vida que es cada vez más dura.

De niña a adolescente la metamorfosis,
de larva a majestuosa mariposa,
al volar la vida nunca reposa,
esperando encontrar una bella simbiosis.

Goza de tu fiesta, de tu vals y del momento,
al verte brotar, emana agua pura,
el manantial de amor, que es pura locura,
lavará con lágrimas tu sufrimiento.

Alcemos y brindemos, quinceañera,
con la copa y el vino de la vida,
y, borrachos por la Pili consentida,
esperamos brindar por mil primaveras.

Sé lo que todos esperamos en tu vuelo,
cruzando el camino más recto, más seguro,
si te sales de lo indicado, un alto muro impedirá que realices tus anhelos,
peligrará, por momentos, tu futuro, mariposa.
Tú eres lista, no mires hacia abajo, sino al cielo.