Me asomé a la ventana del pasado,
y en ella vi, a un niño que lloraba;
mojando con sus lágrimas estaba
un muñeco de trapo rellenado.
Muñeco que su padre había comprado,
y al mismo sus secretos confesaba;
al despertar sus sueños le contaba
diciendo lo siguiente emocionado.
“Estuve con mi padre allá en el cielo,
me abrazó preguntando cómo estaba,
que me manda saludos el abuelo;
que en las noches mis ruegos aguardaba
y que eras tu muñeco; mi consuelo y
con el único amigo que contaba”.