Sé del amor que me escondes,
y que en secreto me quieres;
porque jamás correspondes
a la voz mis quereres.
Y cuando observo tus ojos,
que están diciéndome todo;
se contienen mis enojos
por amarme de ese modo.
Y sola le confiesas a la almohada,
de lo mucho que sufres por quererme;
abandonas tu cuerpo mientras duermes
y te acuestas conmigo enamorada.
Al despertar tu cuerpo entre la cama,
presurosa tu esencia se introduce;
y nuevamente al corazón induce
a vivir y esperar por quien le ama.
Si ese miedo es infundado,
debido a la incertidumbre,
de que mi amor no te atañe,
deja que el amor nos bañe;
que nuestros cuerpos sean lumbre,
porque de ti enamorado,
estoy como tú has estado.