Que ironía

De repente por un murmullo llegado a mis oídos,
supe que podía obtener algo de ti;
algo, que aún perturba mis sentidos,
algo, que guardo celoso muy en mí.

Ese algo, era parte de un todo que anhelaba,
era algo, que después de ganar al corazón seguía;
era algo que sería la última morada,
y ese algo llegó primero, ¡qué ironía!.

Ese algo consecuencia de caricias y del beso,
algo del cual tus labios forman parte;
algo del cual por dentro el corazón no está confeso,
algo que no es exactamente lo importante.

Tu cuerpo, un cuerpo al cual nunca miraba,
con los ojos que después de saberlo todo te veían;
esos ojos que con ternura te admiraban,
hoy, esos ojos te desnudan vida mía.

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